

El método de desecación de los tubérculos consiste en exponerlos a ciclos de congelación y asoleamiento de forma consecutiva. En cada repetición, el tubérculo pierde agua hasta que, finalmente, el calor del sol y cierto prensado a pie acaban el trabajo. Por ese motivo, la fabricación de chuño es estacional y está sujeta a condiciones meteorológicas que garanticen la presencia de heladas intensas.
Cosechado el tubérculo, se seleccionan ejemplares homogéneos y de pequeño diámetro para la chuñificación. Se extienden en suelo plano, cubierto de pajas, dejándose congelar por la helada, durante tres a cinco noches aproximadamente.
El Chuño forma parte de la dieta del hombre andino desde hace ya 3.500 años. Su larga conservación como alimento deshidratado refleja la experiencia de las culturas ancestrales en el manejo de la seguridad alimentaria, heredada por quechuas y aymaras, quienes durante la conquista y la era republicana hicieron del chuño uno de sus principales fuentes de sustento.
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